18 ene 2008

Presentaciones del MTM

2000
15 de Abril Presentación del Museo Taurino Mexicano en el Salón del Toro del 15 al 20 de abril en Arles, Francia con una exposición de mas de 250 artículos como son cabezas de toro, trajes de luces, capotes de paseo, capotes de brega, pinturas, carteles entre otros. Cabe mencionar que fue visitado el museo por el alcalde de la ciudad de Arles, Francia.

Ficha: La Provence Martes 18 Abril

“UN MUSEE A MÉXICO POUR
DEFENDRE LA CULTURE TAURINE”

“Diego Carmona Ortega viajo a Arles, procedente
de México con aproximadas 300 piezas del
Museo Taurino Mexicano”

“El Museo Taurino Mexicano compuesto por
2000 piezas como 1000 carteles. 100 cabezas
de toro disecadas entre otros “


El C.P. Diego Carmona O. en la presentación
Del Museo Taurino Mexicano en Arles, 2000


Plaza de toros de Arles, Francia 2000.

2000



27 de Enero Presentación del Museo Taurino Mexicano en la LIII Asamblea de Criadores de Toros de Lidia del 27 al 30 de enero, invitados por la ANCTL Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia en la ciudad de Morelia, Mich.



1999




Presentación del Museo Taurino Mexicano en IBERTORO 99 en la capital española dentro del Parque Ferial Juan Carlos I de Madrid , en la que destaca la visita de la Infanta Doña Elena y la Madre Reyna Ma. Victoria de las Mercedes (q.e.p.d.).




Ficha: ABC 10 de Dic 99



"La Infanta Doña Elena Inaugura Ibertoro y Ecumad 99








Presentacion y recorrido en el recinto del MTM en Ibertoro y Ecumad 99



1997



Presentación del Museo Taurino Mexicano en la I Feria Mundial del Toro Bravo en Sevilla, España. Siendo esta su primera y exitosa presentación fuera de México de la que se derivarían otras presentaciones a nivel internacional.









C.P. DIEGO CARMONA O. EN SU PRIMER PRESENTACIÓN
INTERNACIONAL DEL MUSEO TAURINO MEXICANO









ENTREVISTA REALIZADA AL
C.P. DIEGO CARMONA O. POR
ECO, TELEVISA ESPAÑA.









C.P. DIEGO CARMONA O. EN EL ESTAND DE ARTESANIA TAURINA MEXICANA EN LA I FERIA MUNDIAL DEL TORO EN SEVILLA.




1996



Presentación del Museo Taurino Mexicano en la Plaza de Toros “Antonio Velázquez” con motivo del aniversario luctuoso del matador de toros Fermín Espinosa “Armillita Chico” contando con la presencia de sus hijos los matadores Fermín Espinosa y Miguel Espinosa.



NARRATIVA Y RECORRIDO CON EL MATADOR DE TOROS MIGUEL ESPINOSA


RECORRIDO CON LA SRA. NIEVES VDA. DE ESPINOSA


1995



7 de Septiembre Inauguración del Museo Taurino Mexicano dentro del serial de corridas de toros denominadas “El Renacer de la Esperanza” realizadas en el lienzo charro “Javier Rojo Gómez” en donde estuvo expuesto durante mas de 10 festejos y en donde cada festejo asistían en promedio 6,000 personas. Inauguración del Museo Taurino por el Lic. Pablo Rivera A. en representación del C.P. Ramon Aguierre ex Regente de la Ciudad de México.






Exposición del Museo Taurino en el Lienzo Charro Javier Rojo Gomez



1994



Feria Nacional del Caballo Texcoco Presentación del Museo Taurino Mexicano en el centro comercial de Texcoco durante el todo el mes de Abril, que abarco toda la feria en donde acudieron mas de 7,000 personas.

1994



Presentación del Museo Taurino Mexicano en la ciudad de Orizaba, Ver. el 8 de Octubre en el Restaurant Romanchu de esta ciudad, presentando carteles de la inauguración de la Plaza de Toros La Concordia, pinturas y carteles de las figuras que se han hecho y venido a México desde hace 100 a&os en la epoca de Ponciano Diaz entre otros.


Ficha: eL Sol de Orizaba 7 de octubre 1994



“UN ÉXITO LA EXPOSICIÓN TAURINA DEL ORIZABEÑO DIEGO CARMONA”.

15 ene 2008

El Cartel Taurino

El cartel es un documento impreso que se convierte en un previo del espectáculo taurino, ilustrado con pinturas, fotografías o grabados, dando a conocer importantes datos de la corrida, tomando como punto central el nombre del torero de fama o el gran encierro a lidiarse.
Cabe preguntarnos por el concepto de cartel que se tiene a través de la historia; que es lo que se entiende por cartel, a lo largo de siglos precedentes, teniendo en cuenta una evolución estilística y unos antecedentes históricos que nos van a permitir llegar a un mejor conocimiento del cartel taurino.
Para ello, nada mejor que asomarnos a las definiciones que da el Diccionarios de la Lengua Castellana o Española de 1611; dice así: <>; la otra acepción mas poética que otra cosa, dice lo siguiente: <>.
Por tanto, en su concepto de cartel ya empieza desde el siglo XVII a tener connotaciones de diversión, y es en 1737 cuando surgen en España los carteles anunciadores de toros, y es en la Nueva España hasta 1769 que se publican los primeros avisos; pero no es sino hasta 1815 cuando adquieren la formalidad de carteles.
Durante la última década del siglo, el cartel litográfico desbanca por completo al anuncio tipográfico por su inmovilidad e inexpresiva añadidura de viñetas y orlas ornamentales que se han quedado desfasadas. Surgen por ello varios establecimientos litográficos que se consagran a la estampación de carteles en colores; tres de las principales casas las encontramos en Zaragoza (Portabella) y Valencia (Mirabet y Ortega).
Con los primeros años del siglo XX llegan los grandes pintores dedicados profesionalmente a la practica del cartel de toros, entre ellos destacan Poy Dalmau, Alcaraz, Macias y Aracil, Sánchez-Gerona y a los integrantes de la llamada edad de oro del cartel taurino: Porset, Bermejo, Ruano Llopis y Roberto Domingo. De este ultimo fue decisiva su presencia, avecindado en México, que hizo escuela y su legado es de un valor incuestionable en lo que se refiere a su obra cartelista. Entre sus alumnos destacados encontramos a Antonio Navarrete, cabe destacar que dentro del catalogo de los pintores cuyo trabajo es imprescindible para ilustrar un cartel taurino encontramos a Pancho Flores.
Hemos de señalar la dificultad que entraña todo intento de periodizacion y evolución de un género como es el cartelistico, que si en lo tocante al comercio existen elementos comparativos, en el taurino apenas contamos con ellos. El cartel taurino es pues testimonio histórico que nos permite acercarnos anticipadamente a la corrida venidera, pero también es una evocación del pasado que no sólo se limita a informar quienes participaron en tal o cual evento, sino que permanece como evidencia de las hazañas y cúmulo de las añoranzas para los amantes de la fiesta brava.

Desde el Tendido y en el Ruedo "La Mujer y el Toreo"



Cristina Sanchez

Desde el tendido
En las plazas de toros, el tendido es la zona donde está el público, comienza en la barrera y termina en la zona de gradas. Es en este espacio donde las mujeres han lucido objetos relacionados con los textiles taurinos como madroñeras, mantillas y mantones.

La mantilla se considera una prenda tradicional española. En Andalucía, a pesar del paso del tiempo y de las modas, sigue adornando a la mujer en las grandes ocasiones. La mantilla tiene su origen en la época de la dominación musulmana en España, que termina en 1492 después de ocho siglos, ya que la religión islámica exige a las mujeres que se velen el rostro. En el siglo XIX el uso de la mantilla se generaliza entre las damas elegantes y la Reina Isabel II la pone de moda.

Los mantones bordados tienen un origen oriental. Desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX existió un constante comercio marítimo entre España y Asia, pasando por México, con el Galeón de Acapulco o Nao de la China. Este galeón cargaba, en Manila y Filipinas, productos traídos de todo oriente, entre ellos los mantones, que llegan a España donde recibieron el nombre de mantones de Manila y pasaron a formar parte del atuendo de las mujeres. En los tendidos de la plaza, el colorido de los mantones se integra al de los capotes de paseo utilizados por los toreros.

En el ruedo
Cuando surge el toreo a pie y la aristocracia deja en manos del pueblo el protagonismo de la fiesta taurina, las mujeres son una parte activa del espectáculo. En 1910 una orden real prohíbe a la mujer torear en España. Al terminar la Guerra Civil, el General Francisco Franco reafirmó la prohibición, que continuaría hasta 1975. En cambio, la mujer era libre de jugarse la vida en los ruedos de México y de Hispanoamérica.


Encontramos toreras tanto en la modalidad del toreo a caballo como a pie. La presencia de matadoras y el surgimiento de nuevos talentos femeninos en esta profesión, tanto en México como en España, prueba que la figura femenina es una realidad en el ambiente taurino logrando salvar las barreras de la superstición y la desigualdad.


Cristina Sánchez (1972-), matadora de toros española en retiro, dijo:


"La fuerza no tiene nada que ver con esta profesión. Todo el mundo está equivocado, creen que la agresividad del toro lo es todo y que necesitas mucha fuerza para enfrentarte con él, pero el toro es plasticidad, el toreo es arte. Nosotras tenemos la inteligencia para buscarle las mañas al toro. Le haces frente con la muleta y el capote, no con tu fuerza."


Estas mujeres se visten de seda, oro y plata para denotar su oficio. Gradas a su entrega, afición y caracterizadas por actitudes recias, fuerza de carácter y decisión, se han ganado un lugar en la fiesta de los toros.

La Cuadrilla y el Paseillo

Al marcar el reloj la hora programada para el festejo, los clarineros y timbaleros hacen sonar sus instrumentos anunciando el comienzo del espectáculo.


Los alguaciles salen a caballo y piden permiso para dar comienzo a la corrida. Reciben la llave de toriles espacio donde está el toro antes de salir a la plaza y se acercan a los toreros y subalternos, que aguardan en el patio de cuadrillas para iniciar el paseíllo. Los alguaciles se encargan de ejecutar las órdenes de la autoridad representada por el juez de plaza.


Se denomina cuadrilla al conjunto de lidiadores a pie y a caballo a las órdenes del matador. Está compuesta por matadores o espadas, subalternos, picadores y personal de la plaza. Los subalternos son los ayudantes del torero en el desarrollo de la lidia, entre los que se encuen­tran los banderilleros. El personal de la plaza lo conforman los monosabios y mulilleros.


La comitiva la encabezan los alguaciles montados a caballo. En segundo término aparecen los matadores. Los subalternos del primer espada ocupan la tercera posición en la fila; los del segundo y tercero, la cuarta y quinta respectivamente. Siguen puntilleros y picadores. Estos últimos tienen el oficio de domar y adiestrar caballos y picar con garrocha a los toros. Por último salen los monosabios que se encargan de auxiliar a los caballos y picadores y los mulilleros que son los responsables de las mulas que retiran al toro del ruedo.


Después de presentar sus saludos a la autoridad, los toreros cambian el capote de paseo por el de brega. Los alguaciles se dirigen nuevamente a la autoridad y queda disuelto el paseíllo. Entregan la llave al torilero despejan el ruedo y da comienzo el espectáculo.

La cuadrilla

El paseíllo inicial con el que comienza la corrida está reglamentado. La composición del desfile está dispuesta de la siguiente forma:
1. Alguacilillos
2. Espadas (por orden de antigüedad)
3. Cuadrillas de los espadas (por orden de antigüedad)
4. Picadores de espadas (por orden de antigüedad)
5. Monosabios y personal de la plaza.




Evolucion del Traje para Torear


Se puede decir que el traje de luces, tal y como lo conocernos en la actualidad, procede de los vestidos de torear de corte goyesco, que comenzaron a utilizarse con regularidad en la segunda mitad del siglo XVIII, fecha en que la corrida empezó a sentar las bases del espectáculo que es en la actualidad.

En el siglo XVI, el torero vestía de acuerdo con su jerarquía o profesión. Ya en el siglo XVII, se podían distinguir dos tipos de toreros, los espontáneos y los contratados, que uti­lizaban una banda de tafetán, considerada como el primer atuendo específico de su arte y por el que se calificaba a los diestros como toreros de banda. A principios del XVIII, se empezó a utilizar el ante o la gamuza para la confección de los trajes para torear.

El torero Joaquín Rodríguez "Costilla' es", en 1793, reclamó ante la Real Maestranza de Sevilla la incorporación de galones de plata al vestido del torero, corno lo utilizaban los pica­dores, posteriormente, incorporó al traje flecos, botones, bordadas y hombreras anchas.

Es a partir del siglo XIX que se confeccionan en raso de seda. En 1832 Francisco Mon­tes, "Paquiro", diseña el primer traje de luces con chaquetilla corta y amplias hombre­ras. Aumenta el tamaño de la montera, adopta los bordados de hilos de oro y plata, simulando hojas y flores en la chaquetilla y la taleguilla, que comenzó a ser ajustada a la pierna. En 1850 Francisco Arjona Herrera "Cúchares" y José Redondo Domínguez "Chi­clanero", introducen alamares y borlas, que embellecen el traje. Son estos tres toreros quienes se consideran los creadores del traje de luces que conocemos actualmente.

Además del traje de luces para corridas de toros y novilladas, el torero viste traje corto en los festivales. Traje que recibe este nombre porque la chaqueta, llega sólo hasta la cintura, el pantalón es de cintura alta y ceñido a las caderas. Se complementa con el sombrero de ala ancha o cordobés.

También, en ocasiones especiales, pueden utilizar el traje para torear conocido como goyesco y que recuerda el utilizado a principios del siglo XVIII. Los trajes se adornan con pasamanería azabache y se complementan con medias blancas.


El Rito de Vestirse

La tradición y el ritual disponen que sobre una silla se coloquen todos los componentes de la indumentaria para torear. En el asiento se dobla la taleguilla; sobre ésta la montera, el chaleco y la chaquetilla. en el respaldo de la silla, el capote de paseo, que deja ver sus bellos bordados en seda y lentejuelas doradas.

Un par de horas antes de la corrida, el torero comienza el rito de vestirse. Empieza su pasión en secreto, a puerta cerrada en compañía de sus más íntimos. El silencio se impone, como signo de reverencia y respeto, el torero se dispone a orar y para ello, despliega toda su creencia religiosa, en forma de estampas, reliquias y talismanes; imágenes de santos y vírgenes reciben sus plegarias y confortan su cuerpo y espíritu.

Para vestirse, primero se pone los leotardos y encima las medias de seda, derechas y estiradas. Posteriormente, la taleguilla y se ajustan los machos, los cuales se entrelazan amarrándolos fuertemente para que queden firmes. Enseguida la camisa, abotonando la parte superior de la taleguilla y sobre ésta la faja corta, que debe ser del mismo color de la corbata. El matador se sienta y le prenden el añadido. Al final se coloca el chaleco y la chaquetilla y en el momento de partir plaza, la montera. El torero se lía el capote de paseo y comienza el paseíllo.





El Toreo a Caballo

El toreo a caballo es la forma más antigua de lidiar las reses bravas. Desde los tiempos de El Cid hasta el de los nobles que conquistaron América se acostumbraba rejonear o lancear a los toros bravos a caballo por los campos. El arte del rejoneo alcanza su época de mayor gloria en el siglo XVII.

En el siglo XVIII empieza su declive ya que los nobles eran quienes tenían derecho a montar a caballo y abandonan esta práctica influenciados por los usos y costumbres de la corte de Versalles, traídos por Felipe V de Borbón (1700-1746), o por cortesía hacia el rey, que consideraba la fiesta taurina un espectáculo bárbaro y cruel. A mediados de ese siglo queda relegado a un segundo plano por el auge del toreo a pie.

Al rejoneo también se le llama el arte de Marialva, ya que a don Pedro de Alcántara y Meneses, cuarto Marqués de Marialva, en el siglo XVIII, se le tiene por iniciador de la equitación a la portuguesa y da nombre también al atuendo que se utiliza. Este traje igualmente se conoce como a la federica, moda imperante en tiempos de Federico II de Prusia. La lidia a caballo en Portugal es similar a la española, con la característica de que no se da muerte al toro en público desde 1928.
En España resurge el toreo a caballo con el cordobés Antonio Cañero en 1923 quien recupera la tradición del siglo XVII. Se presentó por primera vez como profesional vistiendo traje corto o campero con lo que se inicia una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días, diferenciando así el atuendo con el del rejoneo portugués.

"Los Tiempos del Rejoneo"

Conchita Cintron

Pablo Hermoso de Mendoza












El Toreo a Pie

El toreo a pie surge en el siglo XVIII cuando la nobleza abandona el toreo a caballo y el pueblo se apodera de la práctica del toreo a la que se aferra como un símbolo de algo genuinamente español, frente a las costumbres afrancesadas impuestas por los Borbones.
Posteriormente, cuando la dinastía de los Borbones trató de acercarse al pueblo, tuvo que aceptar la tiesta de los toros por lo que empieza a hacerse presente en las celebraciones de la monarquía, como lo fue en la coronación de Carlos III en 1759 y la boda del Príncipe de Asturias en 1765.

En aquellos tiempos la fiesta no seguía un orden ni reglas. En Sevilla Joaquín Rodríguez "Costillares" (1743-1800), hijo y nieto de toreros, crea la corrida con el aspecto en el que llega a la actualidad al sistematizar y reglamentar el toreo.
Pedro Romero, natural de Ronda (1754-1839), heredero también de una estirpe taurina, convirtió el toreo en una técnica precisa y exacta, sobria y eficaz, estilo que se conocerá como escuela rondeña.

José Delgado Guerra, "Pepe Illo" (1754-1801), discípulo de "Costillares", dictó la primera tauromaquia conocida (1796). Adornó su toreo con toda clase de suertes y filigranas, conformando un estilo, inspirado en el de su maestro, que se conocerá como escuela sevillana. Entre 1868 y 1898 el baile, el teatro y la fiesta de toros son las diversiones favoritas del pueblo.
A partir del siglo XX, aumenta considerablemente el número de corridas dadas tanto en las temporadas de España corno en las de Francia, Portugal, México, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y otros países hispanos donde los matadores españoles alternaban con toreros de varias nacionalidades.

Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el toreo estuvo a punto desaparecer, debido a la falta de toros que eran llevados a los mataderos y utilizados como alimento para los combatientes. Terminada la guerra, el toreo resurge y desde entonces, toreros de varios estilos y nacionalidades han pisado los ruedos de todo el mundo manteniendo el interés de la afición y la curiosidad del público, asegurando la vibrante permanencia del toreo.

Historia del Toreo en Mexico

Unos años después de la conquista de México, los frailes dominicos tenían problemas para defender sus sembradíos de las intrusiones de los indios que poblaban el Valle de Toluca; para defender sus campos decidieron construir una doble cerca y encerrar entre ellas al ganado bravo importado de España.
La primera corrida de toros en México, de que se tiene registro, se celebró el 24 de junio de 1526. En 1528, José Gutiérrez Altamirano, primo de Cortés, fundó la que se considera la primera ganadería mexicana en la Hacienda de Atenco, en el Valle de Toluca. El 13 de agosto de 1529, día de San Hipólito, se instituye oficialmente la fiesta de toros. En 1856 nace, en Atenco, el primer matador de toros que tuvo México, Ponciano Díaz. Con su característico bigote, su presencia era imprescindible y las plazas eran insuficientes para verlo torear.
En 1867 Benito Juárez prohíbe las corridas de toros aunque algunos festejos se sigui­eron dando en el interior del país. En 1887 se deroga el decreto de la prohibición de toros. Muchos toreros españoles ven en México una tierra de oportunidades para sus presentaciones, entre ellos Bernardo Gaviño, natural de Cádiz, quien fue el primero en enseñar en México el arte de la tauromaquia.
El principio del siglo XX encuentra al país inmerso en una afición taurina que se genera­lizó en todas las clases sociales y cuyos festejos eran motivo de regocijo general. Entre 1917 y 1920 Venustiano Carranza prohíbe, nuevamente, las corridas de toros.
El español Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" (1917-1947) forma parte del cartel del 5 de febrero de 1946 al lado de Luis Castro "El Soldado" (1912-1990) y Luís Procu­na (1923-1995) en la corrida inaugural de la Plaza México, la más grande del mundo.
Luis Castro "El Soldado"

Luis Procuna
Manuel Rodriguez "Manolete"














Historia del Toreo

Se sabe que en la antigüedad las luchas entre hombres y toros eran festejos comunes en varios países de la cuenca mediterránea. Existen datos que aluden a que los romanos cazaban toros para que los gladiadores pelearan con ellos en sus circos. Existe también referencia a la bravura y simbolismo mítico y religioso de estos animales en las diferen­tes culturas europeas, asiáticas y africanas.


Hay pocas referencias históricas de las costumbres del toro bravo y del aprovechamien­to que de este animal hizo el hombre anteriormente al advenimiento de las corridas de toros en España. La primera corrida de que se tiene registro aconteció en el año 1133 y desde entonces estas funciones se repetían a menudo, requiriendo un abastecimiento continuo de toros para poder celebrarlas.


El toreo, tal como hoy lo conocemos, se remonta a finales del siglo XVII y principios del XVIII. En la primera mitad del XVIII nacen Joaquín Rodríguez "Costillares" (Sevilla, 1729), José Del­gado Guerra "Pepe Illo" (Sevilla, 1754) y Pedro Romero (Ronda, 1754), reconocidos como los tres grandes padres de la tauromaquia. Desde entonces, y hasta nuestros días, este espectáculo ha formado parte de la cultura, especialmente en España, Hispanoamérica y sur de Francia.

"Pedro Romero"
"Pepe Hillo"

"Costillares"






14 ene 2008

Historia del Museo Taurino Mexicano

Contador Publico de profesión , romántico de la fiesta brava a si es Don Diego Carmona Ortega, actual dueño de este museo, oriundo de Orizaba Veracruz del rumbo de la alameda central, en la sur 12 de dicha ciudad, enamorado de la fiesta quien desde su niñez , acudía a la antigua Plaza de Toros La Concordia a ser testigo de grandes faenas acompañado de su abuelo paterno quien en tiempos de juego cambio la pelota por la inocente curiosidad de presenciar las corridas toros y esperar el milagro de un toro bravo o la posibilidad de una faena inolvidable, también se vio influenciado por su abuelo materno quien llevaba por nombre Miguel Ortega quien perteneció a la cuadrilla de Rodolfo Gaona en los años 30 sin formalizar la utopía de ser torero.

Según datos obtenidos por familiares y toreros de la época esta colección fue anteriormente del Señor Ángel Isunza. De este "probablemente" una parte pudo haber sido de Don Celerino Velásquez quien a su vez tuvo como de su propiedad algo perteneciente a la formada por Juan Corona varilarguero de reconocida fama a mediados del siglo XIX. Quizás alguna conjetura este de mas, pero no podemos asegurar tampoco que se trate de todo lo contrario, puesto que muchos de los objetos que se mencionan en algunas publicaciones, los vemos físicamente formando parte de un conjunto de poco mas de 3000 piezas entre carteles, cabezas de toro, trajes de luces, cromolitografías, divisas, fotografías, piezas de bulto, capotes de paseo, algunos objetos que pudiendo resultar ajenos, forman parte de la colección.

Carteles con verdadera solera, iluminan las paredes de cada exposición, aquellos que chanelan de toros y de toreros, sobre el párrafo infinito de la tertulia, son historiadores que no precisan un titulo a tanta belleza, traicionados por la curiosidad, rondan por los pasillos, recuerdos de grandes faenas como la de Manolete a “Manzanito”, Silverio a “Tanguito”, o la imagen de Mazzantini o la maestría de Antonio Bienvenida, viven de nuevo al ser testigos de dicha exposición.

La cartelera de este museo es de gran importancia haciendo un recorrido por carteles del siglo XVIII en seda y en papel, en formatos poco usuales y curiosos, unos elaborados a una sola tinta y otros a color, entre ellos inauguraciones de plazas de toros, alternativas, corridas a beneficio y un sin fin de motivos por celebrarse.

Fotos históricas, complementan esta colección, como la foto de los moustros Manolete y Cantinflas quien ese día comenta: “Manolo a ti te dicen“El Monstruo “ por que toreas en terrenos muy cortos y yendo siempre para adelante. Yo también soy “ El Monstruo” pero al revés, por que lo hago en terrenos muy largos y para atrás”. Fotos que hacen recordar otros tiempos como a Juan Belmonte, José Gomes “El Gallo”, Gaona, Armillita Chico o quizás recordar a Lagartijo a Machaquito al mismo Bombita, Montes y Fuentes.

Capotes de paseo, cargados de sentimiento y belleza bordados con exquisito cuidado, así es el capote que perteneció a Manuel Jiménez “Chicuelo” autografiado por la parte trasera en México 1938 que ostenta una originalidad inigualable, capotes que pertenecieron a Joaquín Rodríguez “Cagancho”, Rodolfo Gaona Luís Procuna, Silverio Pérez, Luís Castro “El Soldado”,Fermín Espinosa,”El Cordobés”,Lorenzo Garza, Fermín Rivera y Carlos Arruza entre otros por mencionar . Estoques templados con el tiempo como el que perteneció a Luís Mazzantini hecho en Valencia por V. Ferrandiz, el José Gómez “ Gallo” y el de Rodolfo Gaona.

Pinturas de reconocidos pintores como Roberto Domingo, Carlos Ruano Llopis, José Puente y Francisco Flores, entre otros, trofeos conquistados por reconocidos toreros, documentos importantes como los contratos de Sánchez Mejias y José Gómez “Gallito” para matar una corrida el día dos de Octubre de 1917 en la Plaza de Toros de Úbeda y trajes de torero de todas las épocas entre ellos los que pertenecieron a Rodolfo Gaona ,Carlos Arruza, Fermín Espinosa “Armillita Chico”, José Tomas, Pedro Gutiérrez Moya “El Capea”,Francisco Camino, Manuel Martínez, Manuel Benítez “El Cordobés”, Manuel Rodríguez “Manolete” por su gira en México a mediados de los años 40tas y un sin fin de trajes de figuras de toreo de talla internacional y de todos los tiempos.

Esta colección privada por su grandeza es digna de estar en los mejores recintos para exhibir su grandeza, y es por ello que Don Diego Carmona sigue conservando esta colección y tratando de difundir esta cultura por la fiesta brava, para que otras generaciones puedan disfrutar de este acervo histórico mundial.


El Museo Taurino presenta una muestra de carácter cultural y didáctico, en el que el aficionado y el visitante pueden disfrutar de una apretada pero completa panorámica de la tauromaquia, representada por los diferentes matadores de cada época.
En este museo se pueden admirar una multitud de objetos relacionados con la fiesta de los toros, tales como fotografías de importantes toreros de todas las épocas, cabezas de toros lidiados en tardes memorables, fotos de escenas en la plaza que pasaron a la historia, una completa colección de cartelería taurina y, sobre todo, diversos trajes de luces de los mejores toreros de España y México.

Quienes Somos

A la ausencia de un museo subvencionado por el apoyo de las autoridades correspondientes y falta de apoyo por diferentes empresas, Don Diego Carmona se a dado a la tarea y labor de recabar objetos a lo largo de 20 años, adquiriendo piezas de verdadero valor histórico, alrededor del país y en otros lugares del mundo, actualmente esta colección posee uno de los acervos histórico taurino mas importantes de México.

El Museo Taurino Mexicano data de información desde a mediados del siglo XIX, teniendo por misión hacer llegar al ciudadano y al aficionado la historia de la tauromaquia en México.